21 nov 2011

Sólo hay lugar para los que quieran remar...




Sin darme literalmente cuenta, los vientos de orden y autoridad han invadido mi oficina cuestionando mi actitud ante el abuso que de una manera natural se da en los negocios, haciéndome que pregunte una y otra vez… por qué permito a los que no tienen sus remos seguir en el embarcación? ¿ por qué tolero a los de remos más cortos o simplemente a los que quieren remar a su ritmo?

Con esta brisa sobre mis espaldas, hemos iniciado en el negocio una lucha por romper con los pretextos o las justificaciones que lo único que logran es detener el progreso, me imagino que es como querer llevar nuestro barco a altamar sin levar anclas o como querer inflar un globo con un agujero.

Con está idea hemos tenido que hacer algunos ajustes en la embarcación… cambiando a algunos miembros de la tripulación que no tenían la vista puesta en los sueños, más preocupados en ajustar la escalamera – soporte de los remos – que en remar al parejo para llegar lo más pronto posible a la tierra prometida; la del progreso, de la pasión, de la disciplina, del trabajo… a la tierra de la paz.

Y es que el sueño del grupo es tan grande que ya no tenemos tiempo en detenernos en escuchar a la flojera o los pretextos y mucho menos a la mentira… hemos formado un grupo de trabajo tan responsable que ahora se que se puede cambiar a este país y a toda América Latina si nos alineamos al sueño.

No se trata de cambiar las cosas solo, se trata de hacer derrama, de crear cultura… se trata de ayudar a los que quieren trabajar, a los que están artos de las condiciones de deterioro del mundo y nuestro género. Se trata en pocas palabras levantar la cabeza y ver que el horizonte es hermoso y prometedor.

Estoy convencido de que en muy poco tiempo podemos darle la vuelta a la incertidumbre en la que camina el país y mucho lugares más, si rompemos con la idiosincrasia y trabajamos con pasión, por supuesto de la mano del Patrón, porque como dice Rosana… podemos volar si Dios no da la espalda.

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Con la idea de fundir el choro con la tierra… para el año entrante tenemos grandes planes para iniciar nuevos proyectos, de hecho creamos una división de innovación y desarrollo. Quiero invitar a los lectores de este espacio que tengan algún proyecto a participar en este sueño, si tienes algún proyecto que pueda ayudar al progreso, no importa de que país seas, a unirte a nuestro grupo… los únicos requisitos son: tus sueños, quererlos compartir y por supuesto tus remos...

lgasca@procomi.com

13 nov 2011

Hay dos maneras de dependencia... la sumisión y el rechazo




Hace unos  meses... hurgando en la nube, me encontré con un post celebrando el día de la blasfemia, según ellos para celebrar la libertad de expresión. Nunca había visto que alguien quisiera celebrar la libertad  expresión, agrediendo a los que no piensan como ellos, como si al hacerlo fueran a despertar la consciencia  los que piensan diferente.
En esa celebración me he encontrado de todo, cosas como; Judas Judas Judaaas!!! o salgamos a incendiar la iglesia más próxima o me cago en Dios!!!...
Me cuestiono al ver estos trenes  de fanatismo y anti fanatismo que vienen en sentido contrario pero en la misma vía, cuál de esas dos cárceles tendrá las reja más maciza? la de la sumisión; donde el miedo a Dios y al castigo eterno son el motor para dejar de promover la Libertad. O la del rechazo; donde el sentimiento no alcanza más que para ver con desprecio todo, incluso el corazón propio... olvidando que la presencia del Patrón la tenemos al alcance de nuestros sentidos en todo momento. 
Me ha llevado muchos años entender que la libertad no es amiga de la sumisión, he perdido mucho tiempo en aprender que somos parte de Dios, y que la culpa y el miedo no son amigos de la libertad. Ahora se que soy parte de él, que no hay nada que pueda hacer para separarme ni un segundo, ni un milímetro... se que no  soy un accidente del Universo y que no vine a este espacio por un coincidencia desafortunada de quien sabe que...
Tal vez, en esta lucha por tener abiertos los ojos sin complejos sea que la luz de los templos ya no alcanza a llenar mis pupilas, por eso ahora me cuesta tanto trabajo entrar en ellos a rezarle a la sumisión... al castigo. Y no es que no crea que el Señor está ahí, pero prefiero  sin menospreciar a la iglesia y sus preceptos; encontrarlo en una buena plática, en la lucha de los negocios por hacer un mejor país o cantando en mi coche rumbo a casa.
Del otro lado... confundiendo el rencor con la libertad, ofendiendo sin ningún sentido, como si el dolor de lo vivido no alcanzara más que para el odio. Atrapados en el resentimiento, siempre con un pretexto en la razón para no dejar que el corazón libere los dolores del alma.
No tiene sentido vivir atrapado, busquemos la libertad lejos de la sumisión y el rechazo, disfrutemos la vida sin complejos y compartámosla con los que están cerca.