20 mar 2011

En donde estemos caminemos con dignidad...



Hace unos días, revisando los trabajos de un puente que estamos construyendo, de una manera circunstancial me di cuenta de que el maestro de obra estaba ordeñando los sobres de la nómina de sus albañiles. Inmediatamente lo mandé llamar y en un tono poco cordial le dije que si lo volvía a ver robando la nómina de sus albañiles, quedaba fuera del negocio. Un poco más que enojado, continué diciéndole que estaba quitando el alimento a los hijos de sus albañiles, que les estaba quitando la posibilidad de comprar leche y un trozo de pan para que esos niños pudieran crecer sanos… que no era posible ser un buen líder si les estaba restando posibilidades a ellos y a sus familias.

Curiosamente… ese mismo día por la tarde, tuvimos la revisión de incremento de precios de otra obra que estamos construyendo y por alguna razón, no nos autorizaron todo el incremento de acuerdo a la inflación que había sufrido. Sin poder lograr mucho traté de explicar a mi cliente que si no impactábamos los incrementos reales a la obra, se produciría un deterioro económico en todos los que estábamos trabajando para ese proyecto y que eso al final del día se manifestaría en la calidad; la de los trabajos que estamos haciendo y en el nivel de vida de los que contribuimos en este proyecto.

En un solo día tuve que cruzar en dos ocasiones por el sendero de la injusticia... que de alguna manera todos practicamos. La primera, hacia abajo, viendo como mi maestro de obra abusaba de sus albañiles haciéndolos beber de su avaricia sin importarle nada de lo que pasara con su gente. La segunda, hacia arriba, sintiendo como los que estamos en los niveles inferiores de la pirámide nos sometemos a los que se encuentran en los estratos superiores, quienes siempre tienen una buena razón en la mano, pero sin ninguna explicación en el corazón.

Lo que más me sorprende de esta lección de corto plazo me dio la vida… es como nos dejamos someter por nuestros miedos. Los que estamos arriba, vamos caminando como si el ser justos nos fuera a dejar sin el pan de cada día… caray, como si el Señor no estuviera al pendiente de nosotros a cada momento!!!
Los que estamos abajo, apretándonos cada vez más sin decir palabra, cada vez más expuestos al viento y a las circunstancias, también llenos de miedo por no sabernos valorar, siempre mirando hacia abajo… tal vez buscando la dignidad, que sin duda algún día se cayó del corazón.

Independientemente de las clases sociales, todos sin excepción convivimos con los demonios de dominio y sumisión; sin embargo, creo que el origen del miedo no proviene de estos demonios, creo que el origen proviene del corazón, donde el Señor depositó la fe. Y quedar arriba o abajo, no lo determinan más que las circunstancias de vida… aunque esto, no cambia el origen de las cosas.

Tal vez, si rompemos con nuestros demonios de miedo y confiamos en el Patrón, alcancemos finalmente romper con los demonios del norte y sur, y así poder ir adelante en este proyecto de mundo sustentable... del que todos somos responsables y muy pocos parecen saberlo.



6 mar 2011

Las tentaciones del camino...



Por alguna razón, seguramente por lo intenso que ha empezado el año, estos últimos meses me ha estado siguiendo el miedo, la incertidumbre se ha vuelto su aliada y han decidido acechar mi caminar... como queriendo regresarme al rebaño de la cobardía; ese que dejé cuando decidí seguir al Patrón, tomándome de su mano, poniendo toda la pasión en las cosas que van surgiendo en el camino sin mirar atrás.

A mí y me imagino que a todos, el Señor nunca nos ha regalado las cosas a la primera, tienes que ir ganando las cosas de a poco, no hay puerta que se abra si no debe ser abierta... tienes  que volverte digno de las cosas que quieres alcanzar y para ello, no queda más remedio que ir caminando de frente.

Por supuesto que tienes que pasar por algunas tentaciones, que la mayoría de las veces los originamos nosotros mismos por nuestra falta de fe... 


Primero atravesando por el valle del miedo, que aparece irremediablemente cuando te separas de la manada, cuando decides caminar solo, escuchando los gritos de los que se han quedado atrapados en el corral, amenazándote y deseando ante todo que caigas a la primera, gritando ellos o sus demonios, que más da.

Cuando los gritos se han quedado atrás, cuando todo eso ha dejado a tus oídos y tu mirada, cuando eres capaz de ver la pradera y sentir la tierra en tus pies, entonces, tendrás que caminar por el valle de la soledad... extrañando y añorando; a tu tierra, a tu gente, por supuesto que a tus miedos y tu confort. Caminando solo... adentrándote al valle sólo con tus pensamientos y tu fe, enfrentando a tus demonios... luchando contra ti mismo, sabiendo que no habrá nada que pueda ayudarte que no sea tu voluntad, tu fe - que para mi no es otra cosa que la confianza que le tienes al Jefe - caminando sólo contigo.

Entonces, cuando has vencido a esos demonios, cuando tus miedos se han quedado atrás,  tu corazón se ha llenado de confianza y tus pisadas se han vuelto fuertes... vuelves a escuchar los gritos de la manada, pero esta vez gritando que has vencido y te has hecho líder. Ahí estarás entrando al valle de la soberbia, la vanidad tratará de volverse tu compañera, primero desconociendo a tu gente, sólo porque no tuvieron tu fortaleza para salir del corral, mirándolos con desprecio, siempre hacia abajo, sintiendo que no te merece nadie más que tu mismo, perdido entre la ceguera y el egoísmo. 


Después desconociendo al Patrón y el origen de los dones, la soberbia estará cerca del corazón, confundiéndote; siempre tratando de alejarte del Jefee. Ese el el tiempo de regresar a dar gracias...el el tiempo de voltear al cielo y decirle al Patrón... nada de esto hubiera sucedido sin tu voluntad. Como dice la biblia, es el tiempo de regresar a dar gracias para que no nos vuelva a dar lepra.

Saliendo de ahí, cansado de esas batallas, exhausto por haber desafiado al Jefee... está el valle de "Ha valido la pena?"  Ahí es donde tu alma se cuestionará si toda esta lucha contra tantos demonios ha tenido un sentido de vida real o hubiera sido lo mismo permanecer en el corral atrapado en la sociedad y en ti mismo,  te preguntarás si el caminar es holístico o simplemente es plano. Este será el tiempo de recapitular, tomar lo aprendido y buscar compartirlo, siempre con la esperanza de un mundo mejor.

Y cuando eso suceda, tal vez nos encontraremos con la puerta abierta de la tierra prometida... tal vez ese sea el paso a la consciencia colectiva, donde finalmente sepamos que todos somos hermanos, donde todos seremos parte de la magia de este bendito Universo. Por eso digo, rompamos nuestras cercas de miedo y ayudemos a los demás a romper con las suyas, y hagamos una estampida de libertad para ir al encuentro de nuevas tierras, donde encontremos la paz.