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1 may 2009

What a Wonderful World



Por Jorge Enrique Gasca

A lo largo de estos años he tenido innumerables encuentros informales y cotidianos –fuera del contexto de ceremonia- con el Marakame Don Pedro Valeriano, de los que ha resultado una estrecha amistad entre nosotros.

De esta manera, he tenido la oportunidad de charlar y comentar con Don Pedro los temas más diversos que van desde nuestra vida privada a la preocupación compartida por el futuro de la humanidad, de la pasión por el futbol al dolor e indignación por la injusticia y la pobreza que se vive en México y en el Mundo, de la política a nuestro gusto por la música y el arte, por mencionar algunos.

A principios del 2009 Don Pedro nos pidió a Sebastián y a mí que lo acompañáramos a Zirahuen, Michoacán, a un encuentro con viejos amigos, muchos de ellos practicantes y representantes de la Tradición Indígena de América. Diez horas de carretera en el viaje de ida y vuelta nos permitieron abordar distintos temas.

Comparto las palabras de Don Pedro alrededor de uno ellos……


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Me complace y alegra que el capitalismo esté entrando en un proceso de descomposición que lo llevará, mucho antes de que yo hubiese imaginado, a su caída definitiva.

Los abuelos de la Tradición Indígena sabíamos hace mucho tiempo que el saqueo salvaje que el capitalismo del hombre moderno ha desatado con los recursos de la tierra, tarde o temprano colocaría a todos los pueblos del mundo y a toda forma de vida en el globo terrestre a la orilla de un abismo insondable.

A los hombres que llevamos los bastones de las tradiciones indígenas de América, nos resulta incomprensible e inconcebible que el hombre occidental con todo y sus adelantos científicos pase y sigue pasando por alto una cuestión de aritmética elemental: 1 tonelada de uranio mal utilizada, 3 especies vegetales o animales extintas, 5 hectáreas de selva levantadas, 2 ríos contaminados, 8 niños muriendo de hambre en el mundo cada minuto, se restan de sus universos sin el mayor malabarismo matemático y disminuyen irreversiblemente el patrimonio de quince mil millones de años que nos ha sido entregado a cargo como préstamo. Patrimonio que, cuando menos, tendríamos que pagar con la medida de nuestra plenitud como especie. Digo cuando menos porque en realidad nos correspondería como hermanos mayores de la creación multiplicar los talentos, tal y como nos enseñó Jesús, el maestro de Galilea.

No se entiende cómo la extravagante ambición de poder del hombre moderno lo haya cegado hasta el punto de ser incapaz de imaginarse un futuro sustentable más allá de su propia generación. Es al menos un grotesco espectáculo presenciar cómo los hombres del poder político, económico y religioso del mundo moderno han acordado con premeditación, con inconsciencia o por omisión, el suicidio bien comportado y hasta festivo de toda la especie humana, con el peligro de que tal suicidio arrastre consigo a toda forma de vida en la tierra; aceptando quién sabe porque pervertidas razones que su único deber es asegurar la continuidad de un estatus quo capaz de garantizar el modo burgués de vivir de un puñado de privilegiados, mientras las grandes mayorías se debaten entre la vida y la muerte en el escenario de la injusticia, la pobreza, la insalubridad y el hambre. Es un espectáculo aún mucho más grotesco que las grandes mayorías de los pueblos del mundo hayan aceptado como propio de la ‘naturaleza humana’ el destino acordado por un puñado de “hombres poderosos”.

Mientras llega el fin de la era del capitalismo urge que las mujeres y los hombres de buena voluntad de todo el mundo aceptemos el cargo de acompañar el alumbramiento de la nueva humanidad, de la humanidad de maíz.

¡Ese es el sentido profundo de las ceremonias y rituales de los pueblos autóctonos del mundo! Si no fuera ese el sentido, nuestras prácticas quedarían en ritos trasnochados o en radical manifestación de un 'new age' que sigue rindiendo culto a la superestrella del mundo moderno: el ego. Soy chamán, soy vidente, accedo a la conciencia alterada, soy guerrero siguen siendo cárceles de la percepción -aunque últimamente gocen de tanto rating - si no desgarran el velo del ‘yo’ para aventurarse al encuentro de amor gratuito y de servicio al otro, con el propósito de que ese otro nazca a su cuerpo de luz, mientras celebramos la fiesta del surgimiento de la nueva humanidad.

Por supuesto que en el trance de 'dar a luz' irremediablemente caminaremos en eso que llamamos ‘sufrimiento’, lo que no significa que se haya extraviado el Hombre-Humanidad. En medio del puente, en el altar de la contradicción y de la reconciliación, en la tierra, seguiremos cantando a los cuatro vientos con Satchmo... ¡What a a Wonderful World!






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I see trees of green, red roses too
I see them bloom for me and you
and I think to myself what a wonderful world.

I see skies of blue and clouds of white
the bright blessed day, the dark sacred night
and I think to myself what a wonderful world.

The colors of the rainbow so pretty in the sky
are also on the faces of people going by
I see friends shaking hands saying how do you do
they're really saying I love you.

I hear babies crying, Iwatch them grow
they'll learn much more than I'll never know
and I think to myself what a wonderful world
yes I think to myself what a wonderful world.


Veo los árboles verdes, rosas rojas también
los veo florecer para mí y para ti

Y me digo a mi mismo qué mundo tan maravilloso.

Veo el cielo azul y las nubes blancas
El bendito brillo del día, la sagrada obscuridad de la noche
Y me digo a mi mismo qué mundo tan maravilloso.


Los colores del arco iris tan bonitos en el cielo
Están también en los rostros de la gente que pasa

Veo amigos que se dan la mano diciendo: ¿qué tal como estás?
En realidad se están diciendo: ¡té amo!

Escucho que los bebés lloran y los observo como crecen
Ellos aprenderán mucho más de lo que yo nunca sabré.

Y me digo a mi mismo qué mundo tan maravilloso.
Sí.. me digo a mi mismo qué mundo tan maravilloso.

26 abr 2009

" Expresándonos a través de la música "


Una de mis canciones favoritas es, " Dreams " de Cranberries. Lo que más me llama la atención de ella, es la manera como los sonidos de la batería manifiestan su libertad sin romper con la armonía de la música; súbitamente toca de una manera diferente pero nunca rompe con la melodía ni con la voz de la canción.

Como esa batería, me imagino que todos debemos de expresar nuestra libertad sin romper con nuestro entorno, tenemos que buscar nuevos sonidos y nuevos ritmos, tenemos que salirnos de lo convencional y crear, crear siempre cosas nuevas sin importar en donde estemos. Al igual que la música, nuestra creatividad es infinita, por ello debemos de estar abiertos, pensar con libertad alejándonos de los miedos y lo convencional, lo único que nos detiene a ir adelante somos nosotros mismos, entonces;

" ESTA EN NUESTRAS MANOS HACER EL CAMBIO "



13 mar 2009

" No quiero ser un ciudadano "


Conocí a Facundo Cabral cuando tenía 13 años, desde la primera vez que lo escuché, sus palabras conmovieron mi alma, hablaba de la libertad sin ningún prejuicio y eso siempre cuestiono mi proceder.

Algún tiempo de mi juventud pensé que no sería una mala idea seguirlo en su peregrinar por el mundo, aprendiendo de sus locuras, tal vez cargando maletas o que se yo, estuve dos años esperando que viniera a México para poder presentarle mi proyecto pero desafortunadamente en esa época Facundo se desapareció del mapa por un buen tiempo.

Para cuando volví a saber de él, ya había conocido a Elena y desde que la vi, paralizó mi corazón y quedé embrujado por la mujer más bella del mundo. Curiosamente una generación después, mi hijo Israel dice algo parecido de Joanna su novia.

Por supuesto que deje de lado mi proyecto de libertad por el proyecto del amor, sin embargo tengo que reconocer que Facundo ha sido una gran influencia en mi forma de pensar, de vez en vez escucho sus reflexiones y me siguen cuestionando como antes, una de mis preferidas es :

" NO QUIERO SER UN CIUDADANO "

Perdóname Señor
Pero a veces me canso
A veces me canso
De ser un ciudadano.
Me cansa la ciudad
Las oficinas
Me cansa la familia
Y la economía.

Perdóname Señor
Estoy harto de este infierno
Este mercado mediocre
Donde todos tienen precio

Perdóname Señor
Pero yo me iré contigo
Por tus montañas
Tus mares y tus ríos.

Perdóname Señor
Pero a veces pienso
Que tienes para mi
Algo mejor que esto.

Perdóname Señor
No quiero ser un ciudadano
Yo quiero ser un hombre, Señor
Como me has creado