5 jun 2011

Se rompió el espacio y por ahí te fugaste...


Han pasado algunas semanas desde que el Señor decidió llevarte a su fiesta y aunque quería caminar en silencio tu ausencia, a cada momento el recuerdo inunda el espacio y sin darme cuenta… me encuentro platicando con lo vivido, como buscando un tiempo para despedirme, sin que el corazón y la razón se sientan confundidos.

Más allá del dolor que produce tu inesperada partida, nos queda el recuento de lo vivido; como el gusto de las mañanas por un buen partido de futbol, las cosas de los negocios que tantas veces comentamos después de un entrenamiento o una reunión, las jarras que algunas veces nos pusimos celebrando a la alegría y a la amistad.

En estos últimos años, el poder compartir contigo la responsabilidad de las empresas, pero más que eso, la responsabilidad de generar empleo en estos tiempos de angustia, donde sin pensarlo demasiado, se generó una red de progreso que ha beneficiado a más de mil familias, que sin duda, sin tu energía nada se habría logrado.

Creo que nunca aprendiste a soñar despacio, cada día tenía su  propia prisa y no había porque dejar nada en el tintero para la siguiente jornada. La pasión con la que vivías cada momento, es el mejor de tus legados… hay que ir por los sueños sin miedo, con toda la pasión y energía que el Patrón nos ha regalado.

Tal vez por eso sea que viviste como Rey, disfrutaste al máximo lo que estaba a tu alrededor; a ti mismo… nunca escatimaste nada que te hiciera falta, la familia… siempre comprometido y atento a las cosas que a su alrededor estaban, los amigos… los que siempre vamos a estar agradecidos, los empleados… con los que siempre tuviste un alto sentido de lealtad y que decir de los viajes… los que para ti tenían un sabor especial, era como la alegría del mundo al alcance de la mano, que maravilla!!!

Me quedo pensando y digo… hay tantas cosas buenas por las que el Señor te pudo llamar, que no logro dilucidar por cual de todas se decidió... no lo se, pero seguramente la suma de todo eso fue lo que ocasionó que se rompiera el espacio y por ahí te fugaras a la fiesta eterna, derramando la tristeza en el corazón por tu inesperada partida, pero con la alegría de saber que ahora estas con el Jefe.


Nos despedimos planeando y soñando, seguramente algún día continuaremos con eso allá arriba, entretanto que el Señor te tenga de su mano, hasta siempre Mariano.