13 ago 2009

Rompiendo con el pasado


Estamos remodelando la oficina y por ello estas semanas han transcurrido en medio del ruido penetrante de las pulidoras, del sonido seco que producen las macetas y los marros; de una manera sutil, en menos de tres semanas esto se ha vuelto un caos. Algunas veces, me encuentro frente mi impaciencia y otras tantas con mi deseo incontenible de terminar con esta remodelación que a veces me hace sentir desesperado, y otras feliz al ver cómo se van transformando los espacios de este lugar tan querido.

El polvo ha irrumpido en la oficina como queriendo hacer auditoría; se ha metido en todos los papeles, ha revisado hasta la última póliza, ha invadido todas las mesas y las sillas, buenooo... está en todas las paredes, no sé qué piensa encontrar ahí!!!. Ha buscado en todos mis libros técnicos y los de literatura, y como si eso fuera poco, está en el cabello, las cejas y las pestañas de todos los aquí trabajamos.

Pero… qué maravilla, a cada momento vamos avanzando y le vamos dando la vuelta a este descontrol. La auditoría del polvo casi ha terminado, no sin antes cuestionarlo todo: los papeles que no tiene ningún sentido guardar, los cables viejos que se han quedado encallados en las paredes por el paso de los años y las circunstancias. Cada cosa que encontró ha sido cuestionada, pidiéndonos que nos quedemos sólo con lo necesario.

Ha cuestionado tantas cosas que de pronto… me encuentro platicando con mi pasado, recordando como mi padre tuvo que seccionar este lugar por motivos de supervivencia, poniendo muros que redujeron su Ferretería y con ello su confianza, que por supuesto -y sin que esto sea un reproche- permeó a toda la familia haciéndonos... un poco hippies, un poco rebeldes, muy sensibles, muy conscientes y muy responsables.

Pues bien, hoy todos esos muros han quedado atrás y con ellos se ha ido esta parte de mi pasado que de alguna manera representa la prueba, el fuego templando el acero. Por todo esto y porque el corazón me revienta de emoción, hoy quiero decirte:


Pa, quisiera que soñaras un sueño en el cielo…
Un sueño que te permita venir a la tierra
para que vieras lo que hemos hecho
en tu Ferretería,…en nuestra Ferretería.

Estamos remodelando este lugar y hemos derribado los muros…
esos de los que te has de acordar tanto como yo
o cualquiera de mis hermanos,
esos que atraparon nuestra confianza y nos llenaron de miedo,
haciéndonos sentir tantas veces a la deriva.

Pa, no sé si a ti te pase lo mismo,
pero a mí esto me llena de alegría y sabes pa,
es un poco por mí, pero,… es mucho por ti.

Pasaste tantas angustias luchando por sacarnos adelante,
que ahora que veo este espacio cómo cuando lo construiste
me lleno de alegría y algo en mi corazón me dice:
hemos dejado esto en el pasado.

Ya no tiene ningún sentido recordar lo que vivimos con dolor…
no para mí, y me gustaría que en tu sueño tu pensaras lo mismo…
no para ti, hemos cerrado un ciclo, hemos dejado atrás el pasado.

Pa, quisiera que cuando despiertes de ese sueño,
te sientas lleno de alegría porque esa ya no es más tu carga,
o simplemente... por haber soñado este sueño!!!




6 comentarios:

Anónimo dijo...

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potenciando dijo...

Luis: ¡Qué bello tributo has hecho a Don. Celedonio! Anoche en mi rato de insomnio repasé tu escrito y me vino a la mente la importancia que tu papá tuvo para que se diera todo el movimiento de potenciación que se dio en tu (nuestra) casa familiar durante nuestra juventud. Había desde luego la energía abrazadora, amorosa y relacionante de Chela grande; pero la infraestructura la puso Don. Celedonio. Esos enormes pilares que sostienen un edificio de tres pisos son testimonio de ello. Él los puso ahí, con su energía y fuerza de trabajo, para que todo aquello se diera y se siga dando. Ahora a la distancia me recuerda a un San José, que sin entender cabalmente lo que sucedía, mantenía en silencio todo con su apoyo. Le tengo un profundo aprecio y agadecimiento por todo ello. Lo que conmigo hizo se representa muy bien con el hecho de que me permitía meterle mano a su reloj de péndulo: su confianza en mí me ayudaba a generar mi auto-confianza. Creo que estará ahora muy complacido de la continuidad que has venido teniendo de su obra. Gracias por todo, a él, a todos en la familia Gasca Domínguez y ahora en especial a tí.

Javo Laguardia dijo...

Padrino me gusto mucho, y me hizo recordar a mi abuelito muchas gracias. Y haber si voy pronto para ver como quedó todo el changarro.
Tu ahijao

Cuy dijo...

Luiso:

Gracias por transportarnos a aquella época y a un pasado en común, al recuerdo de mi tío, una figura clave en mi vida que aún duele su ausencia; a cada uno de los momentos, abrazos y risas atrapados en los muros y escaleras de tu casa que muchos, muchos, muchos días albergó en mi adolescencia.

Un merecido elogio a un lugar fincado a través de la entrega, cariño y en especial, esperanza por dotar a cada hijo de un futuro.

… "la ferreta", como nos gustaba llamarla… un espacio único que me remonta irremediablemente a la sonrisa de él acompañada siempre de un saludo cordial y cariñoso.

en donde estés tío, te extraño.

Luis Gasca Dominguez dijo...

Que alegría ver como la tinta que derraman sus comentarios se hace cariño para mi papá, gracias a todos

Anónimo dijo...

Mi requerido compadre GRACIAS.
Ese tu viejo, ese mi viejo, esos nuestros viejos... como los recuerdo
LA PASABAN BIEN JUNTOS, SUS SALUDOS, SUS DICHOS, SUS LLAMADAS AL 33-33 AL 20-65.
GRACIAS COMPADRE.
UNA NUEVA PAGINA EN LA HISTORIA, MISMOS ESPACIOS Y LA SANGRE, LA MISMA SANGRE SIGUE RECORRIENDOLOS CON
SUEÑOS FRESCOS,SUEÑOS VIRGENES,OTRA GENERACION HACIENDO ZURCOS NUEVOS EL TIEMPO LES DARA SUS FRUTOS. FRUTOS QUE YA DESDE LA DISTANCIA LOS DISFRUTO Y LOS GOZO.